La autora define el amor a
partir de enumeraciones,
binomios y antítesis. Ofrece
en este soneto una visión
desengañada del amor, muy propia
del Barroco.
Amar el día, aborrecer el día,
llamar la noche y despreciarla luego,
tener a un tiempo pena y alegría;
estar juntos valor y cobardía,
el desprecio cruel y el blando ruego,
temor valiente, entendimiento ciego,
atada la razón, libre osadía.
buscar lugar en que aliviar los males,
y no querer del mal hacer mudanza,
desear sin saber qué se desea;
tener el gusto y el disgusto iguales,
y todo el bien librado en la esperanza:
si aquesto no es amor, no sé qué sea.
María de Zayas: Novelas amorosas y ejemplares,
en Lemir 16, 2012
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